Aunó la soledad los nudos ciegos
ahuyentó el querer y se dio vuelta.
En esos eslabones de oquedad
se dio cuenta de las vírgenes sin almas
y las dejo sufrir por su maldad.
En la oscuridad hay hadas ciegas que esperan
pero hay telarañas que roban la claridad
y perdieron las pulseras y sus prendas
cuando corriendo de la maldad cayeron.
Nadie vio más a las viudas negras
ellas son celestinas clandestinas
en los puertos que la verdad
vendió la pulcritud y nada temen.
Hay un ángel enredado en las malezas.
Los geranios necios sacan sus ramas
y lo cubren para esconderlo
mientras salta libre de rasguños
él no quiere habitar entre tinieblas.
Hay plumas escribiendo en el silencio
La poesía lúgubre traza rayos dorados
y una espada rota en espiral.
Luz Ramírez - (Colombia)
Derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario