31 mayo 2014

INVITACIÓN A SER SEGUIDOR DE ESTE BLOG DE POETAS LATINOAMERICANOS.


Carta de un campanero a Dios

Soy el viejo y sordo campanero de esta Basílica donde ambos moramos.
Hace más de cincuenta años que mi humilde osamenta, mece como péndulo, de las sogas que cuelgan en los viejos badajos. Gargantas que se abren en un canto convocador y viajan ilusas en los brazos del viento. Soy el descendiente de aquel cuasimodo legendario y heredero de pasadizos secretos, húmedos corredores y banquetes de incienso y velas. Habitante sigiloso de un silencio irremediable y eterno. Nada puedo oír Señor...si hasta mi nombre he olvidado por no escucharlo jamás; pero sí puedo escuchar Señor, mis propios pesares y los pesares que se dibujan en los rostros desorientados que se elevan ante la Cruz de tu hijo. Qué solo me siento señor... Por más que me esfuerce, ya nadie escucha mis campanas
Cuando llega la tarde, solo las palomas del barrio regresan a hacerme compañía. Dorado y tibio el resplandor de los bronces en mi torre blanca. Si nada altera esta rutina, anochece último en lo alto de mi morada. Hasta suelo imaginar que los campanarios lejanos, intentan dialogar entre sí con el pesado idioma de los metales, como ángeles intercambiando destellos de luz, en un juego mágico y celestial. Silencio en los recovecos oscuros de la cúpula. Silencio en el sacro recinto de mi Señor. Solo la ternura de algunos labios murmurando una oración puede, de vez en cuando, regalarme un vestigio de fe. Qué puedo hacer Señor para que escuchen mis campanas. A veces pienso, Señor, que ellas están tan cansadas como yo y no puedo darme cuenta...


Rita Mercedes Chio Isoird
D. Reservados

Bulevar de pasión

Lograré traspasar las verjas invencibles,
que me llevan al silencio de tus besos.
Sentiré en el mar de mis dudas,
que entre mis inquietudes, aún hallo certeza,
cuando entre sombras descubra,
el ardor de tu mirada inmensa.

Seré callada oda que te envuelva entre brasas.
No dejaré que el paso de los años,
enturbie el bulevar de la pasión.
Entre sollozos y tiempos dichosos,
seremos más libres que un gorrión.

El viento a nuestro favor se dejará llevar.
Una danza en el mar hablará de odiseas,
de ofrendas entre cuerpos con apretado corsé.
Soltaremos los rieles de un carrusel de amor.

¡Gritaremos TE AMO!

Yo esperaré por ti en cada latitud, dimensión, horizonte.
Tú serás el eterno huésped, en la cárcel de mi esencia.


Luz Ramírez
Derechos reservados

EL QUINTO DÍA

(Esas pequeñas cosas de la rutina) 

Me mira. Desde que se levantó muy temprano me mira. Cuando paso muy cerca de él, suspira en mi oído exhalando un rancio aroma de tabaco y alcohol. Se arrima a mí en cada momento. Cuando lavo las tazas, apoya su barriga en mi trasero y me rodea con sus brazos. Sabe que no puedo defenderme. Levanto las manos abiertas, chorreando detergente y empujo con los codos su pesado cuerpo. Sale de la casa y regresa con las compras necesarias para todo el día. Arranco las cortinas una a una y las meto en la lavadora. Entonces, veo que los vidrios están sucios. La mesada llena de alpiste que cae de la jaula y algunos restos de lechuga que el turro del canarito, rechaza porque no está fresca. Las hormigas pasean por el borde de la alacena cargando palitos de yerba y el perro se trepa a mi pierna jadeante, sin dejar de embestir, hasta que los lanzo por el aire y se aleja. 
Entro al baño, abro la ducha y me quedo media hora con los ojos cerrados bajo el chorro de agua. Me rasuro toda. Me corto las uñas y entalco los pies. Él ha encendido la radio a todo volumen. Canta. Su voz desafinada y feliz se expande por toda la casa y aledaños – Oh sole miooo!!!! - En solo media hora partirá a trabajar con el taxi. Debo salir del refugio donde ya agoté todos los recursos posibles. Respiro hondo, tomo fuerzas y abro la puerta. Ahí está…desnudo, sonriente, apoyado en el marco de una puerta con las medias y zapatos puestos. Deja el mate sobre una repisa y se lanza sobre mí. – Se te retiró no? – pregunta seguro que asentiré con la cabeza. Claro…es el quinto día.

Rita Mercedes Chio Isoird

A Tristania

No vengo a rescatarte,
No soy un príncipe azul
Apenas mi carne,
Guarda un color
Gris pálido
Como tus sienes.

Huelo a carretera desierta
A riña callejera
A besos hurtados
Y cervezas impagas.
Trasmuto con el sol
Los días de lluvia
Y el sonido de las balas.

Prófugo de la muerte
Amo y señor de la nada.
En la palma de mi mano
Ausencia amarga las dádivas.

Pero aún herido de vida
Sangrando, como tu sangras,
Me he detenido en tus ojos
Y por debajo de tu falda.


Con hambres desconocidos
Amores de capa y espada
Voy a quedarme a tu lado
A bailar lo que ahora danzas.

Rita Mercedes Chio Isoird
Derechos reservados















Entre dunas

Brotas entre las dunas
Sos hijo de un desierto
Tus turbias y agresivas arenas
de inestables ventiscas
Con desquiciados flagelos
Se filtran en mi alma

En el más solitario momento
Las miradas claudican
Sus ojos se han cerrado
Y dagas en los cielos
Hieren Incipientes embriones

Un aire de silencios
Reseca los alientos
La atmósfera es confusa
Con vetas de un olvido.

Soy de pronto
Tiradora de un duelo
Mi florete de arpegios
Exhibe
Mis sueños en zafiros.

Luz Ramirez
Derechos reservados

Cegata

Buril sobre la piel
Del mohoso tallo
Suspiro al viento
De hadas aliento,
Silencia los pasos.

Impregna caricia
Misterio mojado
Plumas abiertas
Zetas sedientas

Cerca de vado.

Cisma el camino
Poema olvidado
Sobre aquel puente
Madera y fuente
De los enamorados.

Cegata me pierdo
Gozoso el abrazo
Ella comprende
La niebla latente
Que apenas comparto.

Febo trasnocha
Lasitud en los pájaros
Erguidas violetas
Pequeñas cometas
Sonríen en mis manos.


Rita Mercedes Chio Isoird
Derechos reservados  













29 mayo 2014

Cuento de ultratumba: "La noticia"

Cierta confusión se apoderó de mí, dejando en mi mente, espacios libres de recuerdos. Al salir del hospital, aun me pareció oír los aullidos de las sirenas, ambulancias y patrulleros muy cerca de mi persona, aunque no los vi. Caminé silente, sin dolor alguno, algo de prisa, las 6 oscuras calles hasta mi domicilio, apenas iluminada por el viejo farol del porche. No recuerdo cómo entré, ni quién había cortado el gas, tampoco atiné a revisar las decenas de mensajes que titilaban rojos en el contestador automático. Sentí algo de frío, un olor extraño a humedad, semejante al aroma que emanan las hojas caídas de los árboles, luego de una noche de intenso rocío.

Amaneció muy pronto…demasiado pronto para mi gusto ya que ni siquiera, había intentado dormir. La casa estaba vacía, sin mi hermana, los niños y el perro pastor que había adoptado hacía tres meses. Por momentos, la confusión aumentaba cuando revisé los placares y los encontré casi vacíos, revueltos, perchas desnudas y sin maletas. Tampoco estaba el auto, la carpa, y las blancas reposeras que guardábamos en el garaje.
Salí a la entrada de la casa y me senté en los escalones de madera.

Vi a don Eugenio cruzarse de vereda, pararse frente a mí, dejar un ramillete de flores en el suelo y marcharse sin responder a mi saludo. Caramba con el anciano, pensé…primero sordo y ahora ciego?.

El reloj de pared hizo sonar 8 campanadas, más intensas que nunca. De cada casa iban saliendo uno a uno sus moradores, encendían los autos, emprendiendo la rutina cotidiana, marchaban sin dejar de mirar hacia donde yo estaba. Pensarán que estoy loca? Sentada a estas horas en el umbral de la puerta. Lo más raro e inexplicable, porque éramos amigas, Letizia no atinó ni siquiera a mirarme. Salió corriendo hacia la avenida, vestida de negro, muy habitual en ella, pero sollozando con las manos sobre su cara. La llamé varias veces, grité y nada…”Otra pelea con el marido” supuse.

El teléfono no dejaba de sonar y al fin me decidí atenderlo. Los que me conocen saben que hasta el medio día, es más que imposible que responda. Al incorporarme, Luisito el diarero, arroja con fuerza el periódico que cae a mis pies. Lo saludo pero ya se marchaba, no giró para verme. Tomo el diario, entro, levanto el tubo del teléfono y nadie me responde. Bromas tan temprano? No tendrá otra cosa que hacer la gente? Qué falta de respeto! Y es ahí, cuando veo en primera plana un siniestro título en color grana: Familia completa, muere en accidente de tránsito. Como subtítulo: ( San Isidro) Choque frontal con un micro de larga distancia. Y sigo leyendo…impregnada de ese olor tan particular que antes mencioné. Niebla, tierra mojada, hojas en descomposición.
Los nombres de mis seres amados estaban allí y también el mío.

Estoy muerta. Acabo de enterarme que estoy muerta desde hace 10 horas.


Rita Mercedes Chio Isoird
(Derechos reservados)

           

Dulces anhelos

Si fuese luna alumbraría tu noche
Si fuese estrella irradiaría tu vida
Si fuese sombra te seguiría
Si fuese de la noche su pregonera
Haría un nicho de canciones enamoradas
Para ofrendarte y dormir tus ilusiones.


Luz Rámirez 
Derechos reservados

Azul en vídeo


POESÍA LATINO AMERICANA: Azul


Azul la nube de invierno,
la mariposa nocturna
la noche sobre la nieve
y el color del frío.
Azul como todo aquello
que se traga el horizonte
como el ave de las siestas
como el llanto de los cristales rotos.



Azul…
Tan azul como un suspiro
rodando por mi enagua
como una pregunta muda
y el temor al desamparo.

Azul como mi sombra entre tus manos
tan azul como las mejillas del amanecer
y aquel poema escrito en la arena
con la huella de tus pasos

Azul, en lo más profundo de tus ojos
cuando, con miradas azules,
soltaste mi mano una vez más… 

Lirio descarriado entre tanta blancura
hasta el adiós tiene color y textura.
Azul, maquillando el dorso de la luna
mi ropa, mis manos y hasta la cordura.

Azul la risa de la gente y mi ventana rota
azul, la silueta de la haya sin hojas en el cielo
la boca del asombro y mis ojos buscando
el azul de tu pelo a la hora del amor
el espacio vacío del jardín
y tu risa azul sobre la mesa y el mármol.

Azul…
En mis alas, en mi boca
en todo aquello hayas besado alguna vez
o en las rejas invisibles de la locura.
Por siempre, Azul.

Rita Mercedes Chio
Derechos reservados

En tus oleajes

En el mar de tu aliento
difícil no sucumbir
si cuando en tus oleajes
te veo venir
dejo que tus mareas
me arropen
y me arrojen a su orilla.

Soy esa frágil mujer
que vivir quiere tus aguas
bravíos tsunamis
que dejo me bañen
suaves cascadas de pasión
que me envuelven con su dulzor.

Ahógame en tus aguas dulces
limpia mi piel con la sal de tu océano
sembrar en ti quiero
los más bellos nenúfares flotantes
que todas las algas de mi cuerpo salgan
desbocadas en tu canal de amor.


Luz Rámirez
Derechos reservados

Mientras te pienso

Mientras te pienso y sos aquella sombra en mis silencios, los brillos de la arena se esparcen tan levemente, estas ausente y extiendo mis brazos para abrazarte. Sos tenue huella y eres esa epopeya que aún espera por ser batalla en un amor que tan vacío quiere ser mío. Mientras te observo, toco tu sombra, que cada vez escapa efímera. Vienes y vas como en cámara lenta. Estás distante y sos esgrima, que supura y desgarra mi enajenada piel de peregrina, donde salpican explosivos nácares quebrantados en quimeras. Mi esfinge espera en la penumbra, pregunta por ti, toca tu puerta. No escucha tu voz, no atino a percibir tu aroma de ámbar y helechos. ¡Si te hallara en los atajos del silencio! ¡Si fácil fuera cruzar lejanos trechos! Pero en ansias se despoja, mi solitaria playa en el desierto. Aún así, siento tu presencia que es pura esencia. Podrías ser postergación de mi existencia. Podrías morir entre mis brazos si quisieras. Podrías mi vida cambiar si es que te lo propusieras. Estoy acá, he construido cercos de ilusión en mi vereda, para encerrar los brebajes que te aquieten el aliento. De mi portal han de partir viejos lamentos y tormentos. Las serenatas de amor serán el son de noches en el silencio. Si es que te quedas, podríamos llenar las primaveras, con diversidad de flores y en mi estancia se agitaría la hoguera. Si no te fueras, seríamos los dos gotas de rocío en las afueras. Tu silente latir embriagaría mi alma, seria yo la dulce calma. Eres el muelle que me aguanta y su vaivén me arma Si te quedaras, si lejos no te hallaras, si supieras llegar y el amor dar, te invitaría a seguir tejiendo, lo que queda por vivir hasta el final.

Luz Ramírez
Derechos reservados


.

LA HORA DE LOS PECADOS


Oh príncipe del atardecer! 
Mosquetero de pluma y letras, 
valiente a la hora de ver morir 
rosas entre tus manos.

Águila blanca que sobrevuela 

el nido revuelto de mis pesadillas 
más terrenales y algunos perdidos
 sueños con sabor a sal y miel.

Espadachín apuesto, cabellos de oro 

armadura de piel desnuda, 
sonando a melodías secretas 
sobre la carne de tus batallas.

Tiende tu capa de terciopelo 

sobre la gramilla
toma mi mano, 
de rodillas me aferraré 
al mármol blanco de tu figura. 
Es la hora del silencioso pecado. 
Es el momento de la entrega.

He visto florecer 

especies nuevas en cada caricia, 
en el vértice de la insolencia, 
entre mis piernas aladas, 
en el tic tac de dos corazones 
sin tiempo. 

Oh caballero amante! 

Por tierra caen los pudores 
y los pudorosos mandatos que desconoces.
Soy una pequeña esclava del placer, 
agitando mi pelo en los insaciables galopes 
de tu caballo azul. 


Detén el tiempo ahora mismo…
en las magnolias que se desarman 
sobre tu rostro sediento 
y caigan por tus mejillas, 
estrellas cómplices de una mirada profunda, 
salvaje, a la hora del amor.

Ni doncella, ni santa…enferma de deseo, 

espero en la oscuridad de lo prohibido
tu espada destellando 

el fuego sagrado de la vida! 
No dejes que el tiempo corra. 

Detente dentro de mi para siempre!
Detente a combatir la hipocresía 
de una rosa sin espinas vestida de princesa, 
con aroma a mujer 
y pensamientos tan ardientes, 
como el dragón de tu vientre.


Rita Mercedes Chio Isoird
Derechos Reservados


27 mayo 2014

A tu partida

Acaso sabe Dios, de otoños eternos?
De la sombra que deja una palabra sin decir?
Oh! Soledad la de los vivos….
Que merodean mármoles grabados
Y escriben cartas que nadie ha de leer.
Hoja que se mece sobre el estanque
Tratando de beber algún suspiro…
Pálida como un lirio pálido
Fría como el último beso.
Llena de ausencia camino
Por los recónditos aromas del olvido
Como un niño que no crece, marchita.
De rodillas ante tremendo silencio
Dadme una señal, amigo
Desde el mustio rostro de lo imposible.


Rita Mercedes Chio
Derechos reservados

Frío adiós - Poema gótico

Calló de rodillas la niña
A orillas del hondo remanso
Silvestres flores amarillas
Retamas y manzanillas
Para su último descanso.

Frías mejillas, sol de luna
Corona de algas y espinos
Un ángel le dio la espalda
Y en la desgarrada falda
Dejó grabado el destino.

Cruz del sur, su única cruz
En el valle azul del espacio
Cerró los ojos el jazmín
Para no verla partir
Ni sostener su cansancio.

La muerte se regocija
Blanca carne entre sus manos
Vientre con tibia semilla
Entre el lodo y la desdicha
Acomodó entre sus brazos.

Y aquel que tanto la amara
Como una estrella fugaz
Nunca más supo de ella
Pequeña alondra tan bella
Como promesa de eternidad.



Rita Mercedes Chio 
Argentina 

SÍNDROME DE ESTOCOLMO

A veces siento miedo de mí. Un temor que se asoma en sueños, lleno de persecuciones, palabras que no entiendo, idiomas desconocidos para mis oídos.
Corro por un campo algo desierto y ni siquiera tengo donde esconderme. Una pesadilla recurrente que deviene de épocas remotas, inclusive, que yo no viví.
Como en la novela de Jerzei Kosinski, "El pájaro pintado", soy la niña de la Polonia Oriental, que no tiene raza ni religión definida, se camufla para no ser reconocida y tratar de sobrevivir a duras penas, en la segunda guerra mundial. Es ahí donde la memoria de mi cuerpo, resucita algunas manos sedientas recorriendo mis pequeños pechos, bocas hambrientas, prendidas en la fragilidad de mi cuello. Suena horrible, tal como cuando leí el libro y lloré ante aquella historia algo biográfica, que Jerzei luego desmintiera.
La pesadilla me ahoga, empapa mis sábanas, moja mi cabello, agita mi respiración y aunque sé que estoy soñando, no deseo despertar...un extraño placer se adueña de la víctima, de la niña, de mi presente. Gozo con el costo de la supervivencia, los ojos que se clavan en mis rosados senos, el sonido de las armas que caen al suelo y el gemido de un soldado sobre mis labios.
Mi vida en sus manos, sus manos tan asustadas como mi respiración. Pongo resistencia y luego comprendo que ambos estamos tratando de sobrevivir. Me entrego al furioso placer que aromatiza la gramilla de mi pelo, me siento adulta y hasta le pido más, mucho más...Luego, la culpa y despierto con el pecho húmedo, ardiente, satisfecha.



Rita Mercedes Chio 
Argentina

Tu voz

Tu voz en mi silencio
Rasgando en las distancias
Tropezando en los sauces
Cayendo en las cascadas
es ahora fusión de
huecas silabas amadas
Rodea los espacios
Se mezcla con la brisa
Se filtra en mis cabellos
Ráfaga entre los aires
Taladra en mis oídos
Lucho por encontrarte
Tu voz y ese silencio
Tu eco que se expande
Gélida y súbita compulsión
Ruido de atados oleajes
Siento tu dulce voz
salir de los follajes
Del enmarañado paisaje
su oscuro laberinto
me llevan a encontrarte
pero tu voz se esparce
Fallidos los latidos
en el mustio silencio
cesa tu voz andante

Luz Ramírez
Derechos reservados

LA ROSA NEGRA

Fue roja, mansa, hacedora de huellas en corazones desprevenidos. Era rocío dentro del cáliz turgente, tallo se seda.
Fue abismo de mil bocas jadeantes, estrella fugaz, caracola abierta.
Piel de escacha fingiendo gemidos en oídos tontos y uñas de fuego sobre olvidadizas espaldas.
Reloj marcando los tiempos del placer, artilugio, veneno sabroso a la hora del deseo. Esclava y verdugo. Ángel y demonio.
Fue rosa. Frontera libre de la lujuria, indocumentada mariposa de la noche.
No más pasos en las sombras. No más tacones desafiando el empedrado. Satenes y encajes de luto, pechos mustios, licores rancios y cigarrillos consumiéndose a solas.
Ahí la llevan…pasa su carne vieja ante los ojos del amor que vendió al contado. Cortinas que se cierran y leves sonrisas coronando el murmullo de la hipocresía.
Dos caballos blancos, hacen lenta la partida. Solo un clavel, cae anónimo a los pies del humilde cristo. Gritan las campanas en cada puerta, en cada casa, sobre todas las conciencias adormecidas, mientras el alcalde, desde muy lejos, se quita el sombrero y regresa lentamente a la cantina.



Rita Mercedes Chio
Argentina

Derrito rocíos

Me mueves... Me llevas...Soy llama explosiva...
Me subes... y vuelo... donde habitas tu
Me filtro entre espacios... Adivino andando
¿Como no buscarte... si me matas tu?
Soy fuego entre nubes... Derrito rocíos.
Siendo tú mi vida... dentro de ti voy.
Mirada de arrullo... atrapada en mí.
Somos dos en uno... y vivo por tí.


Luz Ramirez
Derechos reservados


Otro anochecer

Puedes ser la luz en un cocuyo que travieso te esconde.
O quizás, sos la piel de algún enamorado,
que trasciende y se estrecha,
en abrazos guardados en cada brecha huraña.
Posiblemente empañas los ventanales húmedos,
cuando miras penumbras, en tu jardín florido.

De paso ves la luna que como siempre cuida,
amantes que suplican por amores perdidos.
Puedo ser el ahora de tu querer huido.
Puedo morir de amor en tu noche de olvido.

Luz Ramirez
Derechos reservados

POEMA GÓTICO "Semilla del más allá"

Fría llovizna
El céfiro de tu aliento…
Violetas acurrucadas
Muerte viva y alada
Ahogando los sentimientos.

Sin brida el moho crece
En lo que fuera la carne
Bordan los sueños viejos
En empañados espejos
La hora de aquella tarde

Y soy légamo y no soy
Porque me he ido contigo
Allí donde reinan las sombras
Largas, finas, redondas
Mariposas del olvido.

La lápida que te nombra
Lo hace con un susurro
Y cae un nido de alondra
Sobre la espesa alfombra
Cuando suspiro profundo.

Y soy légamo y no soy
Porque florece mi vientre
A pesar de los pesares
De los bosques y los mares
Tu semilla, mi vertiente.

Frío metal tu cruz
Noche cerrada el ciprés
Sol que ya no existe
Vida inocente insiste
Desde la vida y después.


Rita Mercedes Chio
(Derechos reservados)

26 mayo 2014

Otoño

Hojas muertas y mustias en el suelo
corazones heridos y almas en desvelo
es todo lo que veo en esta noche triste
llueve afuera y hay una canción
porque te fuiste

Noche sin igual te siento inmaculada
todo respira amor y la carne se vuelve voluptuosa
amo esta noche aunque no halle tu mirada

Será porque te busco en una hoja
sin vida y silenciosa

Yo amo el pensamiento aun más que las palabras
y al fin el pensamiento es un otoño oculto
con tantas ilusiones sin puertas que se abran
a mi querer profundo envuelto entre tumultos

Otoño pensativo taciturno gris lejano
sos muestra de lo real que hay en el humano
otoño que te vas con huellas en los pastos
deja que te despida con risas y holocaustos

Luz Ramirez
Derechos reservados

NAUFRAGIO

A solas, con un vértigo que
separa la verdad de la realidad
en medio de laberintos, espejos,
voces lejanas, sin identificar.

Dentro de mí, mares de locura
lágrimas salpicando mi vestido
caricias colgadas del muelle
reseca madera del olvido

Gaviota de plata, sin alas
sobre el filo del abismo
sueña que vuela rasante
quebrando horizontes rojizos.

La razón de los enamorados
frágil corola en la tormenta
olvida anclar en el alma
náufrago en arenas sedientas.

Y aquel amor que me diera
dos remos de rosas rojas
encalla cual tibio atardecer
en la distancia de dos bocas.



Rita Mercedes Chio 
Derechos reservados

Besar



Besar
la diadema que adorna
con su matiz luminoso
las erectas hojas
que levantan su sensual
humedad
en el medio exacto de tu
par de estrellas
raigón y tallo
de mis mojadas fantasías
contigo.


Besar
las ondas etéreas de la
melodía de tu voz quejosa
que se esparce
como
la simiente por el campo
en este espacio
vestido
con la sudorosa piel de tu
desnudo cuerpo
luna llena de ambrosías.


Besar
el delirio de tus deseos
para tomar
de tus ganas los colores
con los
que voy pintando el éxtasis
de tu vuelo
mientras estoy
en tus labios entreabiertos
igual
a como tienes los de tu boca.
Besar
la ribera desde donde se alza
el embrujo de la marea de tus
caderas
trepar en ellas sin ninguna prisa
como
la cometa lo hace en el cielo
para
desatar en tu oleaje todas las
rutas libres de mi viento y vivir
a mis anchas en ti.

Solo necesito
que
me digas:¿Quieres que te bese?


Gustavo. Desde Villa Montes-Bolivia.
D//RESERVADOS.

Chavela Vargas

Cantora
(A Chavela Vargas)

Y ahora que ya se ha ido
Dirán las buenas voces
Rara mujer para la época
Donde los dulces poetas
Esgrimen rimas con flores.

Como la primer nota
En la piel de una guitarra
Queja honda que se palpa
Dolor, sangre y melodía
Hace de noche el día
Desatando la garganta.

Y fenece en ternuras
Amor, canto perdido
Para que el viento la lleve
Allí donde ella puede
Desabrigar el olvido.

Alcohol quemando por dentro
Caricia en la madrugada
Quiebra el destino mil veces
Ebria moneda de plata
En la sombra que ilumina
Una historia, no cantada…

Chavela sabe de penas
De penas sabe Chavela
En el último trago se va...
Pero sé, pero sé que no me deja.



Rita Mercedes Chio
(Derechos reservados - 2013)

Soñar y nada más

Soñar y nada más
Volar con las ideas locas
Y fundirlas en imaginación
Tocar un cielo que mágico pinto
A mi modo lleno de colores en fusión
Desde un maravilloso prisma
Emanan las coplas de mi acordeón
Cuyos escritos tienen ese profundo sabor
Van devanando el pentagrama de sus voces
Formando una aureola con la corona de versos
Que me llegan a montón, todos rimando con magia

Y me hallo en este mundo como un átomo suelto
Que insistentemente busca la brújula que ha perdido
Que enreda sus pies en las nubes y rocíos de un lluvioso universo
Entonces le pido al verso que me cuente sus secretos y me de la inspiración
Para con mucho pudor, destilar en cada estrofa, una bella poesía

Y me duermo solitaria sobre una luna encendida
Sobre una almohada de estrellas multicolores
Mientras degusto sabores de una rima que me anima
A ser una soñadora con un alma de poeta
Para cantarle a la vida, mientras el mundo da vueltas

Luz Ramírez
Derechos reservados

Brotó la pasión

De tanto pensarlo
Brotó la pasión
Abrió sus alas
Sacó las manos
De su corsé de seda
Y fue caricia perdida
Poseída
Un instante basto
Para expresarse
Y ser medusa perdida
En el mar de su amor.

Así fue como sus enigmas callaron
Y halló certezas en sus vacilaciones

Luz Ramírez
Derechos reservados

QUÉDATE CONMIGO

Quédate conmigo
sentados al borde de la noche con los pies
columpiándose bajo la estela de una luna
llena de sueños
esperaremos
al roció que convoca los trinos frescos de
la esperanza.

Quédate conmigo

vas a desgranar las sombras de los ocasos
lentamente
como
el reloj desgrana las horas
para que una luz nueva florezca en tu risa.

Quédate conmigo
se la orilla el cauce
de la visceral pasión que por ti se agita en
las venas de mis vientos
que entre el viscoso oasis de tu miel halle
mi vida su mejor muerte
sea tu desnudez la frontera de mi libertad.
Quédate conmigo
duerme
al lado de mis insomnios
hazte la mejor amiga de mi peor enemigo
que me soy yo
enséñale a la infidelidad de mi bohemia
a pecar solo contigo.

Quédate conmigo
con el velo de tus manos cubre mis heridas
que en el arroyo de tu mirada
tengo
el bálsamo que calma la furia de las
ausencias que se me han quedado cosidas
al dolor.
Quédate conmigo
ahí en el punto medio de mis extremos
como
una serena flor en el ojo de la tormenta o
esa llama que no se apaga
que tu presencia es el momento en el que
empieza el final de la soledad.
Quédate conmigo
recoge sobre tu húmedo celo las gotas de mi
sudor
combinemos
fantasías hasta hacer un coctel de bendita
lujuria solo nuestra
volemos cada uno su propio vuelo pero juntos.
Entonces
¿Qué?
Te quedas.

Gustavo.
Abril 8, 2014. Desde Villa Montes-Bolivia.



D//RESERVADOS.

TU AROMA ESPARCIDO



Tu aroma esparcido
fluido
que toma la forma hasta del aire que inhalo
va llenando sin medida este querer cogerte
y es verte
en el halo
húmedo del deseo que te circunda la pasión
mi mejor ocasión
para caer sobre el cielo desnudo de tu piel
bella soleada
luna llena de paisajes olorosos
me esperan colores ardorosos
en la deseada
colmena embriagadora de tu femenina miel
con la que endulzas el ritmo de tus gemidos
mientras tanto entre la ambrosía de tus dos
pares de labios mi nombre se está mojando
soñando
tú conmigo
yo contigo
vamos descubriéndole al sueño la realidad
esta verdad
que tu orgasmo canta
y que a mí me encanta.

Gustavo. Desde Villa Montes-Bolivia.
Abril 14, 2014. D//RESERVADOS.

24 mayo 2014

Después del amor


Después del amor, el silencio que se acuña en la carne aún sonrojada. Cual estrella será la que  alumbra más que el volcán traicionero de mis impulsos. Éxtasis de almas moribundas, infragantes, oliendo a mera despedida.
Después del amor…Desnuda recorro los rincones de un universo apagando lo que tus manos comenzaron…melodía inconclusa adormecida en tus labios lacrados al amor.
Piernas de fuego que caen en el abismo de tu cintura, lastimándose contra la impiadosa mirada de las sombras que emergen desde mi interior.
Después del amor, un coro de ángeles que enmudece y se eleva dejando pequeñas plumas en la estrechez de una mesita de noche. Junto a mis prendas esparcidas, apenas un solo rastro de tu presencia sepia, lavanda, cigarrillos a medio fumar, cicatrices de gladiadores sobre la seda de un lecho que huele a vainilla.
No es desamor…son  crisálidas petrificadas negándose a nacer. La sonrisa del miedo, la respuesta inconclusa de una respuesta que nadie hizo.   
Después del amor, el canto del agua sobre cada partícula cayendo por los desagües, mi sudor y tu miel. Sábanas mojadas, una canción que se repite en la grabadora, la lluvia interna de este otoño de primavera y una rosa desvanecida, entre las hojas del libro que nunca leímos.

Después del amor…un orgasmo en mis pensamientos, el la inocencia de la luna jugando con las sombras de amarillentas puntillas, en la sonrisa de tu retrato, en el antiguo puente que une una promesa sin sentido y mil olvidos de pie. 


Rita Mercedes Chio 
Argentina