15 julio 2015

"MARFILES" - POESÍA GÓTICA




Marfiles tus huesos, acuñados en la tierra,
buriles entre sombras, espinada primavera.
grabando los pasos, que lentos fugaron
al hambre de flores y oración pasajera.

Un ángel piadoso, eterno a tu lado
Consagra su alas, mohosas y abiertas
A la frágil memoria de lo ya olvidado
A la triste fragancia de la luna llena.

Y mi pequeña alma, que sigue con vida
que ama, que espera, que nunca te olvida
que duerme a tu lado, doblada y sencilla
se niega a caer, en frío lecho de la despedida.



Rita Mercedes Chio 
Argentina

05 julio 2015

NIÑA ADORADA



Dime Emma,
quien ha cantado
bajo el solsticio,
que ha dejado
enamorada a la rosa…
Dime que has sido tú…
Llevas en tu rostro,
la caricia del sol.
Tus manos, son llaves
de tu espíritu alegre…



Cuando abres el portón,
tu alma renace al alba,
tal como el ruiseñor
despeja los cielos
de la tormenta, al trinar.
Dime Emma
un murmullo al oído,
canta bajito para mí
niña adorada
la que mecí al nacer…


María Isabel Galván Rocha
México 

LA NIÑA DE LA POESÍA



Era un viento translucido en el azul del cielo,
la ventana, en vaivén, murmuraba en lo bajo,
la niña, aún no despertaba, soñaba el encanto
de las flores en la pradera, el jazmín y la rosa
eran prendas en su corazón, alma de querubín.

Ecos de su melodía en el corazón de la poeta,
llevaba la niña en su sangre, metamorfosis
y capullo, se resguardaba en la oscura noche
así, maduraba cada día el ardor íntimo
soñadora intrépida de palabra, oda y verso.

Cielo azul en la nubosidad de lontananza,
en su sueño, una estrella iba tras la bella niña,
pegasos en vuelo, eran corte de oro y blanco,
música solaz del trino de ruiseñor y cenzontle,
la campiña vestida de luces y misterio en la mañana.

Clamaba el arrebato nacido de su fuego interior,
la niña de la poesía llevaba en su seno; inspiración
de Tagore y Neruda, el verso profano de Darío,
para ella, el camino era el tintero y su pluma azul,
la luz de Dios estaba en su memoria y razón.

Así la niña despertó, su mano llegó a la pluma,
cantó de su sueño una poesía, celeste mirada
en el papel, sucinta alabanza de aquel navegar,
entretejía palabra celestial y el silencio, aromas
sin ficción, adivinaba así, el argumento de su pasión.



María Isabel Galván Rocha
México.