29 mayo 2014

LA HORA DE LOS PECADOS


Oh príncipe del atardecer! 
Mosquetero de pluma y letras, 
valiente a la hora de ver morir 
rosas entre tus manos.

Águila blanca que sobrevuela 

el nido revuelto de mis pesadillas 
más terrenales y algunos perdidos
 sueños con sabor a sal y miel.

Espadachín apuesto, cabellos de oro 

armadura de piel desnuda, 
sonando a melodías secretas 
sobre la carne de tus batallas.

Tiende tu capa de terciopelo 

sobre la gramilla
toma mi mano, 
de rodillas me aferraré 
al mármol blanco de tu figura. 
Es la hora del silencioso pecado. 
Es el momento de la entrega.

He visto florecer 

especies nuevas en cada caricia, 
en el vértice de la insolencia, 
entre mis piernas aladas, 
en el tic tac de dos corazones 
sin tiempo. 

Oh caballero amante! 

Por tierra caen los pudores 
y los pudorosos mandatos que desconoces.
Soy una pequeña esclava del placer, 
agitando mi pelo en los insaciables galopes 
de tu caballo azul. 


Detén el tiempo ahora mismo…
en las magnolias que se desarman 
sobre tu rostro sediento 
y caigan por tus mejillas, 
estrellas cómplices de una mirada profunda, 
salvaje, a la hora del amor.

Ni doncella, ni santa…enferma de deseo, 

espero en la oscuridad de lo prohibido
tu espada destellando 

el fuego sagrado de la vida! 
No dejes que el tiempo corra. 

Detente dentro de mi para siempre!
Detente a combatir la hipocresía 
de una rosa sin espinas vestida de princesa, 
con aroma a mujer 
y pensamientos tan ardientes, 
como el dragón de tu vientre.


Rita Mercedes Chio Isoird
Derechos Reservados


No hay comentarios: