27 mayo 2014

LA ROSA NEGRA

Fue roja, mansa, hacedora de huellas en corazones desprevenidos. Era rocío dentro del cáliz turgente, tallo se seda.
Fue abismo de mil bocas jadeantes, estrella fugaz, caracola abierta.
Piel de escacha fingiendo gemidos en oídos tontos y uñas de fuego sobre olvidadizas espaldas.
Reloj marcando los tiempos del placer, artilugio, veneno sabroso a la hora del deseo. Esclava y verdugo. Ángel y demonio.
Fue rosa. Frontera libre de la lujuria, indocumentada mariposa de la noche.
No más pasos en las sombras. No más tacones desafiando el empedrado. Satenes y encajes de luto, pechos mustios, licores rancios y cigarrillos consumiéndose a solas.
Ahí la llevan…pasa su carne vieja ante los ojos del amor que vendió al contado. Cortinas que se cierran y leves sonrisas coronando el murmullo de la hipocresía.
Dos caballos blancos, hacen lenta la partida. Solo un clavel, cae anónimo a los pies del humilde cristo. Gritan las campanas en cada puerta, en cada casa, sobre todas las conciencias adormecidas, mientras el alcalde, desde muy lejos, se quita el sombrero y regresa lentamente a la cantina.



Rita Mercedes Chio
Argentina

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