15 junio 2014

BOSQUE VIRTUAL


Sobre las huellas de mis pasos 
pequeñas semillas 
prometen ser retoño, 
árbol, flor o espiga 
que alimenten un canto nuevo, 
aquella esperanza 
que necesita 
del armonioso conjuro 
de corazones limpios. 
Algunas serán flor de un día, 
las más etéreas, las menos seguras. 
Otras, enredaderas aguerridas 
sobre el dorso de la vida, 
multiplicando la savia, 
conteniendo el vital rocío 
de los suspiros que se pierden 
en el bosque.

Camino bajo el cerrado aliento 
de duendes diurnos, 
en el filo de un poema 
que no me atrevo a firmar, 
en aquella huella que dejó 
una patética caricia cibernética. 
Más, sigo con la siembra 
la misión de estar vivo, 
en una marañosa ruta 
de verdades y mentiras. 
Trigo para el cuerpo, 
orquídeas para el alma.

Cruz abandonada 
luego de mil promesas, 
sigue siendo cruz 
ante la mirada divina 
y el pájaro más esquivo, 
trina sin discutir su destino, 
porque es en el camino, 
donde se pare la vida.

Zetas de colores 
a los pies de la haya, 
seductoras, peligrosas… 
como la curva más cerrada 
de un ave ciego, 
buscando aquel rayo de luz, 
que puja por entrar 
en corazones acorazados.

Cervatillo no puedes distraerte... 
Una abeja regresa soñando 
que nadie le robará su miel. 
La paloma lejos del nido, 
embucha para dos crías, 
olvidándose de sí 
y la muerte graba sus iniciales 
sobre el mismo tallo, 
que florece inocente 
endulzando la brisa, 
de un día cualquiera.

Sobre la huella de mis pasos, 
las perlas saladas de mis ojos, 
un puñado de letras, 
los colores de tu pintura 
y un extraño ramillete 
de violetas blancas.

Rita Mercedes Chio Isoird
D.Reservados


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