Porque sigo creyendo
los matices del crepúsculo
como
sujetan las raíces su fe en el alma de la primavera o
las olas su feliz destino en la orilla.
Porque sigo creyendo
que las lagrimas son tanto como la risa
en el ocaso que es centinela de pie siempre alerta
parado a la puerta de la depresión para que no
pueda su víctima salir
y creo en la luz floreciente del amor de mi madre.
Porque sigo creyendo
en ese trébol de cuatro hojas que me son mis versos
cantero
de mi sístole y diástole
recojo sentires para cincelar sobre la piel del viento el
soplo de mis odas.
Porque sigo creyendo
que los sueños
anidan en el lado más mullido de las nubes esperando
a ser soñados
como
espera el niño pintar con su inocencia los corazones.
Porque sigo creyendo
En las palabras que todavía no tienen idioma. En el
silencio que se retira del bullicio para oír su pulso.
En la soledad que se busca así misma. En lo definitivo
de los pasos dados por más buenos que hayan sido.
En los colores del otoño. En la mentira sin antifaz.
Porque sigo creyendo
no me alejo ni de las mariposas ni de las tempestades
de la poesía.
Gustavo Adolfo Villanueva - Perú
D. Reservados
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